El palacio episcopal de Astorga, que Gaudí no pudo finalizar, conserva, en un anillo de piedra del arranque del chapitel norte, formado por piezas deliberadamente irregulares, un testimonio profundamente original del pensamiento y la estética gaudinianas, que no ha sido señalado ni valorado hasta el presente, y que sirve para establecer el límite entre la obra realizada por el arquitecto catalán y la de sus sucesores.