Diversos estudios de carácter histórico han puesto de manifiesto la importancia de la arquitectura hidráulica en la evolución de las obras públicas desde época romana hasta la actualidad. Son "las fuentes", bien humildes manantiales, bien obras sencillas o más complejas, las que en un pasado no muy lejano sirvieron, en la actividad diaria, para abastecer pequeñas y grandes comunidades, constituyéndose además en punto de encuentro y reunión de la comunidad, lo que implicaría un añadido de carácter antropológico. En el presente trabajo nos ocupamos de dar a conocer un ejemplar enédito de esta arquitectura hidráulica, recientemente "descubierto" en Mancera de Abajo (Salamanca), de cuya existencia se había perdido la memoria colectiva durante largos años. Afortunadamente, la información proporcionada por uno de los vecinos de más edad de la población, que recordaba su emplazamiento, permitió su localización. Esta peculiar construcción constituirá el hilo conductor de nuestra exposición, como mudo testigo de una buena parte de los avatares que vivió Mancera de Abajo a lo largo de su historia.