Un suceso inesperado conmueve en 1721 al claustro universitario. Juan González de Dios, vicerreccor del Trilingüe, y dos colegiales otorgan un poder para pleitear contra el Estudio salmantino: las irregularidades del anterior vicerrector, la redacción de unos escacucos que estiman que les perjudican, las deudas -ciertas o supuestas- de la Universidad con el Triliiigüe, el cuescionamiento por parce del claustro del patronato real y el trato desconsiderado que reciben los moradores del Colegio, son las quejas que los poderdances -junco con las peticiones para su arreglo- precendeo elevar al Real Consejo. El claustro reacciona rapidísimamence y frustra el licigio; entonces, descarga toda su fuerza contra los pleiceances en un castigo ejemplar.