Se documenta y estudia el uso tradicional de "espantabrujas" en Villarino de los Aires (Salamanca, España), localidad reconocida como "pueblo de brujas". Utilizados para evitar la entrada de las brujas en la casa y protegerse del mal de ojo, su más temido poder, diferentes elementos de origen pagano se colocan en lo alto de las chimeneas de casas y bodegas. Para obtener la información, en 2009 fue entregado a 84 personas de diferentes edades un cuestionario relativo a la existencia real de las brujas y sus poderes atribuidos. Fue contestado anónima e individualmente por 69 de ellas (34 hombres y 35 mujeres), de entre las cuales 15 mencionaron esta tradición. Con varios informantes se llevaron a cabo entrevistas en profundidad en julio de 2015, constituyendo un grupo local de informantes principales como mecanismo de aproximación a la realidad de las circunstancias y un análisis directo de los sistemas simbólicos. Un total de 33 "espantabrujas" han sido registrados: 16 consistentes en piedras de diferentes formas, doce piezas de cerámica (botijos, cántaros), cuatro recipientes de vidrio (damajuanas, botellas) y un elemento "mixto", construido con enseres de barro en conjunción con tarros de vidrio y rematado con elementos vegetales. Algunos de esos recipientes, tanto de barro como de vidrio, están rellenos de agua bendita, considerada como el "más potente" elemento protector. El uso actual de todos estos elementos profanos de protección permite concluir que la creencia en las brujas está profundamente arraigada y aún pervive en, al menos, una buena parte de la población de esta localidad.