La guerra es una de las actividades que la humanidad más ha cultivado desde que existe sobre la tierra. El mal de las armas ha sido visto frecuentemente como elemento de civilización, algo natural que no necesita justificación. En la misma medida la condena de la guerra es también elemento de civilización y tan universal como la guerra misma. El siglo XX descubrió que la guerra no es una cualidad natural del hombre, un instinto, sino una cuestión cultural que determina un fenómeno de estructura. Hoy, después de dos guerras mundiales y de la aparición de armamento que garantiza la destrucción mutua y total de los contendientes, se ha llegado a una fase de "conflictos locales de baja intensidad" bajo observación de un "ojo vigilante" cada vez más poderoso, eufemísticamente definible como "comunidad internacional". Hay conciencia de que lo que resuelven las guerras, se puede resolver también sin ellas. Ya no es pensable otra justificación de la guerra distinta de la legítima defensa o la defensa de los derechos humanos.
Monográfico: Las guerras en Salamanca.