Desde la segunda mitad del siglo XII el Cabildo catedralicio de la ciudad de Salamanca comenzó a hacerse con gran cantidad de propiedades en las aldeas de La Mata, Carbajosa, Palencia de Negrilla, Arcediano y La Vellés, las cuales acabaron conformando el abadengo de La Armuña. Aquí, como señores de la tierra, los canónigos tenían la facultad de nombrar alcaldes y juzgar a sus vasallos, algo que, especialmente a partir de los años veinte del siglo XV, se convirtió en motivo de un importante conflicto con el Concejo de Salamanca. Pugna que se saldó con el traspaso del señorío al Concejo salmantino