Las comarcas del occidente zamorano formaban parte de una región mal controlada por la monarquía leonesa en la Alta Edad Media, donde sobrevivió un modelo de comunidades basadas en castros, en la propiedad colectiva y en una débil polarización social. A partir de la creación de la frontera con Portugal, a mediados del XII, hubo una serie de cambios que se deben identificar con un proceso de feudalización de las comunidades, que sufrieron transformaciones internas relacionadas con la nueva situación política y con una más sólida integración dentro de la formación sociopolítica castellano-leonesa. No obstante, el carácter periférico de estas áreas permitió el mantenimiento de ciertos rasgos peculiares, como la importancia de los castros y del dominio señorial regio directo.