HISTORIA DE CIUDAD RODRIGO
Y SU TIERRA
I
De la Prehistoria al siglo XI
CENTRO DE ESTUDIOS MIROBRIGENSES
AYUNTAMIENTO DE CIUDAD RODRIGO
© De los textos: sus autores.
© De las fotografías, mapas, gráficos y dibujos, los autores, salvo indicación
contraria.
Colaboradores gráficos: Ángel Serrano, Jaime Grandes, Manuel Carlos
Jiménez González, José Manuel Benito Álvarez, Mª Concepción Martín
Chamoso, José Ignacio García Hernández, Sergio Rastrero, Socorro Uribe
Malmierca, Mário Reis, Javier Angulo, Manuel Santonja, Museo Arqueológico Nacional, Museo de Salamanca, Museo de Cáceres.
Cubierta: caballo en Siega Verde; Dolmen del Valle (Ciudad Rodrigo),
Mosaico de Belerofonte y la Quimera (Saelices el Chico) y tumba de El
Pueblito (Casillas de Flores), a partir de fotografías de José I. Martín
Benito, Mª Concepción Martín Chamoso y Rubén Rubio Díez.
ISBN. Obra completa: 978-84-124299-5-4
ISBN. Volumen I: 978-84-124299-6-1
DL S 323-2022
Printed in Spain. Impreso en España
Maquetación e impresión: Lletra Artes Gráficas (Ciudad Rodrigo)
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autorización expresa y por escrito, del editor.
HISTORIA DE CIUDAD RODRIGO
Y SU TIERRA
I
De la Prehistoria al siglo XI
COORDINACIÓN
José Ignacio Martín Benito
AUTORES
José Ignacio Martín Benito
Carlos Vázquez Marcos
José Luis Francisco
Juan José Palao Vicente
Enrique Ariño Gil
Manuel Salinas de Frías
Alberto Martín Esquivel
Iñaki Martín Viso
Rubén Rubio Díez
Inés María Centeno Cea
Ciudad Rodrigo
2022
ÍNDICE
PREÁMBULO
SALUDA DEL ALCALDE
Marcos Iglesias Caridad ...................................................................................... 11
LAS HISTORIAS DE CIUDAD RODRIGO Y SU TIERRA
José Ignacio Martín Benito ................................................................................. 15
EL MEDIO FÍSICO Y ADMINISTRATIVO
ÁMBITO FÍSICO Y POLÍTICO-ADMINISTRATIVO DE LA TIERRA DE CIUDAD RODRIGO
José Ignacio Martín Benito................................................................................. 25
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 57
LA PREHISTORIA
PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA DE LA TIERRA DE CIUDAD RODRIGO
José Ignacio Martín Benito................................................................................. 63
ARTE RUPESTRE PALEOLÍTICO EN EL VALLE DEL ÁGUEDA
Carlos Vázquez Marcos ..................................................................................... 121
MEGALITISMO EN LA TIERRA DE CIUDAD RODRIGO
José Luis Francisco ........................................................................................... 133
BIBLIOGRAFÍA GENERAL .................................................................................. 145
EDAD ANTIGUA
EDAD ANTIGUA: LA ROMANIZACIÓN
Juan José Palao Vicente .................................................................................... 163
LA ARQUEOLOGÍA EN CIUDAD RODRIGO Y SU TIERRA
Enrique Ariño Gil ............................................................................................. 215
LA RELIGIOSIDAD PRERROMANA Y ROMANA
Manuel Salinas de Frías .................................................................................... 227
HALLAZGOS DE MONEDA ANTIGUA EN CIUDAD RODRIGO Y SU TERRITORIUM
Alberto Martín Esquivel ................................................................................... 237
BIBLIOGRAFÍA GENERAL ................................................................................... 251
ALTA EDAD MEDIA
ENTRE EL FIN DEL DOMINIO ROMANO Y LA “REPOBLACIÓN” (SIGLOS VI-XI)
Iñaki Martín Viso ............................................................................................. 267
LAS TUMBAS EXCAVADAS EN ROCA
Rubén Rubio Díez ............................................................................................ 317
LA CERÁMICA DE LOS PRIMEROS SIGLOS DE LA ALTA EDAD MEDIA
Inés Mª Centeno Cea ....................................................................................... 329
BIBLIOGRAFÍA GENERAL .................................................................................. 339
PREÁMBULO
LAS HISTORIAS DE CIUDAD RODRIGO
Y SU TIERRA
JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
Presidente del CEM
Las poblaciones se van sucediendo y superponiendo en los territorios. Van
dejando su huella y su memoria generación tras generación. Pero la memoria
ya se sabe que es frágil y selectiva. Con el transcurso del tiempo, el olvido acaba
por apoderarse del solar de los recuerdos; estos sobreviven en un letargo permanente, ocultos, soterrados o encapsulados, hasta que algún día algo o alguien
los remueve, salen a la luz y vuelven a ocupar una parte del universo cognitivo.
En los versos del poeta granadino del siglo XI, Al-Sumaysir, sobre las
ruinas de Medina Azahara hay un lamento por el tiempo perdido: –“¡Oh,
Zahra -dije- vuelve a ser!”/ Pero me contestó: “¿Y acaso vuelven los difuntos?”–.
Ese mismo lamento aflora también en los versos de Rodrigo Caro ante los
campos de soledad, mustio collado de las ruinas de Itálica. Pero el ser humano
intenta sobreponerse a ser vencido de la edad y a sostenerse en el báculo, por
muy corvo y menos fuerte que sea (Quevedo dixit). La resistencia individual
al olvido la expresó Unamuno en su reivindicación de la existencia: –Cuando
el sol al acostarse encienda/ el oro secular que te recama/… di tú que he sido–.
Los poetas han sabido expresar como nadie el paso del tiempo, el olvido y la
fortaleza de la memoria. En sus versos se encierra toda una filosofía del
tiempo pasado; pasado, sí, pero no perdido. Y es que, aunque las generaciones
pasen y la tierra permanezca, el legado de las primeras sobrevive o, al menos,
trata de ser rescatado para el conocimiento colectivo.
Algo así sucede con la Historia. La labor del historiador es algo más que
un rescate del tiempo, que se debate entre el olvido y la recuperación. De
dejar constancia de los hechos se han ocupado los cronistas. Recobrar, analizar e interpretar la memoria de las sociedades es más una labor de historiadores. Cuestión aparte es el fin que se persiga con ello, que va desde el mero
conocimiento de los sucesos –Porque los fechos que son al presente/ vayan de
gente sabidos en gente;/olvido non prive lo que es memorable, como cantaba
Juan de Mena en Las Trescientas–, a las enseñanzas que puedan derivarse
de la indagación, búsqueda y reflexión sobre el tiempo pretérito; esto es, entender las causas y sus consecuencias objetivas para explicar situaciones posteriores. En suma, comprender el pasado para entender el presente.
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JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
El conocimiento de la Historia tiene un componente identitario que alimenta la afirmación de las sociedades. Y como tal, ese sentimiento contribuye
a la necesidad de indagar, promover y divulgar los estudios sobre el pasado.
En el contexto de un mundo global, no podemos perder la referencia ni la
mirada a lo cercano, a lo próximo ni a lo local.
En Ciudad Rodrigo contamos con una larga tradición historiográfica que
hunde sus raíces al menos en el siglo XVII, cuando el racionero de la catedral, Antonio Sánchez Cabañas († 1627) escribía sus obras, en especial la
Historia civitatense y De las Antigüedades de Ciudad Rodrigo y de sus obispos.
De las Antigüedades de España. Sin embargo, no dio ninguna a la imprenta.
Una versión parcial de la primera no fue impresa hasta 1861 bajo el título
Historia de la muy noble y muy leal de Ciudad Rodrigo, en la imprenta nueva
de doña Carmen de Verdi; y aunque en 1967 fue reeditada por José Benito
Polo, no será hasta principios del siglo XXI cuando se publique de manera
íntegra el manuscrito obrante en la Universidad de Salamanca, de la mano
de los profesores Ángel Barrios García e Iñaki Martín Viso, gracias al impulso
del que fuera obispo de Ciudad Rodrigo, don Julián López Martín, con motivo
del cincuentenario de restauración de la mitra (Barrios y Martín Viso 2001).
Por su parte, Las Antigüedades de Ciudad Rodrigo ha tenido que esperar
su publicación algo más, una vez localizado y estudiado el manuscrito por el
profesor Ángel Bernal Estévez y que el CEM acometiera la edición (2020).
Sánchez Cabañas es deudor del método narrativo de su contemporáneo Gil
González Dávila, autor de Las Antigüedades de Salamanca, publicada en 1606
y del Theatro eclesiástico de la iglesia de Ciudad Rodrigo, que vio la luz en
Salamanca en 1618, dentro de un volumen general en que el que se incluían
las cosas memorables de los obispados de otras iglesias y catedrales de España.
Cabañas debió escribir además un libro sobre los linajes de la ciudad,
a decir de Tomás Dávila en su Epinicio sagrado, Certamen olympico aureo
–celebrado con motivo de la dedicación de la capilla de San Andrés erigida
por el cardenal Pacheco en Ciudad Rodrigo– publicado en Salamanca en 1687.
Con todo, la obra histórica de Sánchez-Cabañas no sería la única que se
escribiera en el siglo XVII sobre Ciudad Rodrigo, aunque sí la que ha llegado
a nuestros días. Sabemos de otro historiador, el Maestro Juan de Casasola,
premonstratense, que escrive la Historia de esta Ciudad con gran erudición, tal
como recoge Rodrigo Méndez Silva en su Población General de España (1645).
LAS HISTORIAS DE CIUDAD RODRIGO Y SU TIERRA
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De esta obra debieron existir varios manuscritos. Un ejemplar se guardaba en
el monasterio de la Caridad, pues en el citado Epicinio se informa de la existencia de una historia manuscrita en la librería del convento de los premostratenses, extramuros desta ciudad, distinta a la de Cabañas. El redactor del
Becerro del monasterio de La Caridad dejaba constancia que la historia que
de esta ciudad dexó escrita nuestro maestro Casasola se había extraviado, anotando que el obispo Fray Benito Uría y Valdés le había asegurado haberla leído
en Asturias y ofreciome practicar algunas diligencias para hacerme con ella, para
añadir que si llegase a mis manos, haré de ella, si el tiempo lo permitiere, un trasunto (Martín Viso, 2007: 36-37). Fray Benito Uría fue prelado civitatense entre
1796-1810 (García Sánchez y García Sánchez, 2010: 343-348). Ignoramos las
diligencias del obispo y su resultado, pero en cualquier caso el manuscrito de
Casasola sigue en paradero desconocido. Todo parece indicar que Juan
Gómez de Casasola no dio a la imprenta su Historia de Ciudad Rodrigo, como
en cambio sí que hizo con el Epítome de la vida y milagros del glorioso San José,
hermano, canónigo regular de la orden del premonstre (Salamanca, 1639).
Otra historia de la que se tiene noticia es la que escribía el canónigo
civitatense Antonio Manuel de Medina, sobre la que el citado Tomás Dávila
informaba que en breve dará à luz… llena de toda erudición, y noticias antiguas,
y modernas. No opinaba lo mismo el agustino Diego Ares, que actuó de fiscal
en el Epinicio, cuando afirmaba que Medina ahora da en Coronista, y se ocupa
en escribir la Historia de Ciudad Rodrigo, y es forçoso que vaya mui escura,
porque no acaba de sacarla à luz: y preguntandole la causa de la tardança, dize
que solo en las Armas de la Ciudad ay tres Columnas mui grandes, que con dos
solas, fue la de Hercules Historia larga… Además de que ahora está en la ocupación del Certamen, que en acabandola seguirá la Historia. Medina fue poeta
y autor teatral, y como tal llegó a presentar un Auto sacramental en 1683 para
las fiestas del Corpus de Madrid.
Noticias sueltas sobre aspectos históricos de Ciudad Rodrigo recoge
Enrique Flórez en su España sagrada (1758), así como Antonio Ponz, en el
Viage de España (1783), gracias a la carta de su corresponsal Simón Rodríguez
Laso. Los Diccionarios de Sebastián Miñano (1826-1829) y Pascual Madoz
(1845-1850) aportan igualmente diversa información. A todo esto habría que
unir el Informe histórico de la Santa Iglesia Catedral de Ciudad Rodrigo
(1857), elaborado por los canónigos Deogracias Casanueva, Rosendo Miguel
del Corral y Cristóbal Fernández Hidalgo.
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JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
Pero no será hasta 1882 cuando se publique una obra de conjunto, la Historia de la muy noble y leal ciudad de Ciudad-Rodrigo, por Dionisio NogalesDelicado y Rondón. El autor se valió para ello de la consulta de autores
clásicos, de crónicas medievales y modernas, de las historias de Juan de
Mariana y de Florián de Ocampo, del Viage de España de Ponz, así como de
un manuscrito y de la historia impresa de Sánchez Cabañas. Manejó también
las fuentes más cercanas a su tiempo, como el Manifiesto de José María del
Hierro (1809, reed. 1861), la Relación del gobernador militar Andrés Pérez de
Herrasti (1814) o el Manual para viajeros de Richard Ford (1845), entre otras
obras; todo ello junto con la consulta en los archivos municipales de la ciudad:
el municipal, el catedralicio y el del Hospital de la Pasión. La historia de
Nogales-Delicado se convirtió en una referencia para los historiadores que le
sucedieron. De hecho es una obra que ha tenido varias ediciones. La segunda
en Valladolid en 1894, bajo el escueto título de “Ciudad Rodrigo”, dentro del
Tomo VI de la serie Estudios; el texto era prácticamente el mismo, con la
ampliación del Apéndice. Cien años después de la primera edición, en 1982,
la Asociación Amigos de Ciudad Rodrigo reeditaba la obra de Nogales, con
prólogo de Miguel Cid Cebrián. De la publicación de 1882, la editorial Maxtor
de Valladolid hizo una edición facsímil en 2010. Nuevamente, en 2017, Miguel
Cid reeditó en facsímil la edición de 1982, que incorporaba como novedad un
estudio nuestro sobre el autor, con notas biográficas, su faceta de periodista y
literato, así como de las fuentes que utilizó para escribir la Historia.
A la difusión de la historia de la ciudad contribuyó la prensa. En las primeras
décadas del siglo XX, el sacerdote Jesús Pereira Sánchez insertó varios artículos
en los semanarios locales, destacando el folletín Ratos de ocio. del que publicó
un primer tomo en 1915 en el Boletín de la Federación Agrícola Mirobrigense,
haciendo una segunda entrega en Tierra Charra, entre 1927-1930, bajo el título
Ratos de ocio. Estudios históricos, leyendas y tradiciones mirobrigenses.
Junto a esto, otros estudiosos daban a conocer los principales monumentos
de Ciudad Rodrigo, como José María Quadrado en su libro España. Sus
monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Salamanca (1884) o Luis Mª
Cabello y Lapiedra con sus memorias descriptivas sobre la catedral (1889 y
1911). Por otro lado, F. Fita publicó entre 1912 y 1913 varios artículos en el
BRAH, centrados principalmente sobre los primeros tiempos de la repoblación fernandina, a lo que hay que sumar las guías de Vázquez de Parga (1885),
Picatoste (1891) o Casiano Sánchez Aires (1904), entre otras.
LAS HISTORIAS DE CIUDAD RODRIGO Y SU TIERRA
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En el primer tercio del siglo XX había pues en Ciudad Rodrigo un
notable caldo de cultivo sobre el pasado de la ciudad, que acabó cristalizando
en la publicación de La Catedral y la Ciudad, del sacerdote Mateo Hernández
Vegas (1935), una obra editada en dos volúmenes. Previamente el autor había
dado a la imprenta unos Datos para la historia de Ciudad Rodrigo, extraídos
de los archivos de la ciudad, entre ellos el municipal, al que el autor califica
como lo mejor y más olvidado que tenemos en Ciudad Rodrigo… mina riquísima enteramente inexplotada y casi, por lo menos desde los tiempos de Cabañas,
enteramente inexplorada.
La de Hernández Vegas ha sido y sigue siendo una obra de obligada
consulta y referencia para todos aquellos que se han acercado a aspectos o
periodos concretos de la historia de la ciudad. De hecho, buena prueba de
ello fue la reedición en facsímil que se hizo en 1982.
La obra de Mateo Hernández animó a otros investigadores, como a Guillermo Toribio de Dios, canónigo de la catedral de Jaca, autor de la Historia
de la villa de San Felices de los Gallegos, de donde era natural, publicada en
Valladolid en 1940. Fue precisamente el propio Hernández Vegas quien
prologó el libro. La tarea de investigar, escribir y publicar monografías sobre la
historia local no tendría continuidad hasta 1980. Ese año, Alejandro Blázquez
Polo publicó un pequeño libro bajo el título Historia de la villa de Fuenteguinaldo. Estas dos obras pueden considerarse las pioneras sobre la historia local
de las villas y lugares de la Tierra de Ciudad Rodrigo. Posteriormente se han
ido sumando otras, como: Martiago, de Julián Moreno Rodríguez (1992);
Estudio histórico de Serradilla del Arroyo, de Agustín Oliva Iñigo (1996);
Fuenteguinaldo, en el espejo de su iglesia, de Agustín Herrero Durán (1999);
La villa de Hinojosa de Duero, de Ramón Grande del Brío (2001); Los orígenes
de Fuenteguinaldo, de José Luis Herrero Prado (2002); Robleda, crónica y
descripción del lugar, de José Antonio Pascual (2002); Breve descripción de
Peñaparda, de José Benito Mateos Pascual (2002); Puerto Seguro y su
entorno, de José Ferreira Suárez y Gabriel Sevillano Ledesma (2003); Patrimonio cultural de San Felices de los Gallegos llamado el Grande, de Lorenzo
Martín Sánchez, Miguel Ángel Muñoz García y Pedro Luis Pérez Gómez
(2004); Fuentes de Oñoro, Historia y actualidad, de Agustín Herrero Durán
(2004); Bogajo, un pueblo con historia, de José Bravo Román, José Luis
Herrero Martín y Jesús Bravo Román (2006); Raíces de la villa de Sobradillo,
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JOSÉ IGNACIO MARTÍN BENITO
de Francisco Hernández González (2008); Cabrillas. Aproximación a su
historia, de Antonio Blasco Estévez (2010); Monsagro, de antaño a hogaño,
de Enrique Campana Alonso (2013); Villavieja: de la Prehistoria a la Plena
Edad Media, de Mariano Serna Martínez (2020).
A la divulgación histórica han contribuido en los últimos años los blogs
o páginas webs que han surgido sobre la historia de varias localidades: Ciudad
Rodrigo, Alameda del Gardón, Aldea del Obispo, Barquilla, Castillejo de dos
Casas, Espeja, Fuentes de Oñoro, Gallegos de Argañán, Martillán, Saelices,
Sexmiro, Villar de la Yegua, Villar de Ciervo.
Otros autores como César Morán (1946), Juan Maluquer de Motes (1957)
o Manuel Gómez Moreno (1967) contribuyeron con sus trabajos a un mejor
y mayor conocimiento del patrimonio arqueológico y monumental de la Tierra
de Ciudad Rodrigo.
El impulso sobre los estudios mirobrigenses en la segunda mitad del siglo
XX vino de la mano del Centro de Estudios Salmantinos, de la Diputación
Provincial de Salamanca, de la diócesis civitatense, de la Universidad de
Salamanca, del propio ayuntamiento de Ciudad Rodrigo y del tejido asociativo
cultural. Esta labor fue sumando varios títulos. Diversos autores fueron también publicando sus trabajos en revistas especializadas. Pero la investigación
necesita llegar al gran público. En la labor divulgativa de los estudios locales
es preciso señalar la contribución del semanario local La Voz de Miróbriga,
que recogió variadas colaboraciones sobre la historia de la ciudad, enlazando
así con los semanarios del primer tercio del siglo XX. Entre estas destacan las
entregas de Jesús Sánchez Terán Fichas mirobrigenses (1978-1984) y Ciudad
Rodrigo: la fortificación y las Tres Columnas” (1973-1975). A partir de 1980
surgió el Libro de Carnaval donde, además de aspecto lúdico-festivos, se ha
ido incluyendo un repertorio de pequeños artículos de contenido histórico.
Ya en este siglo vio la luz una obra que abordaba la historia eclesiástica
de la diócesis, desde su fundación hasta el siglo XXI. Nos referimos a nuestro
trabajo “La Iglesia de Ciudad Rodrigo”, publicado en 2005 en el volumen
18 de la Historia de las diócesis españolas de la BAC, junto con las Iglesias de
Ávila y Salamanca.
Con todo, y sobre todo, la creación en 1991 del Centro de Estudios
Mirobrigenses (CEM) ha supuesto un acicate en el desarrollo de la investigación histórica. La labor llevada a cabo por los diversos autores, recogida en
LAS HISTORIAS DE CIUDAD RODRIGO Y SU TIERRA
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decenas de obras, así como nuestra revista Estudios Mirobrigenses, ha sido
fecunda durante este tiempo, contribuyendo con ello a profundizar o desgranar
varios aspectos, conocidos unos y desconocidos o poco tratados otros.
Con esta suma y ampliación del conocimiento que ahora tenemos parecía
oportuno llevar a cabo una puesta al día, esto es, un trabajo de síntesis y de
conjunto sobre el pasado histórico de nuestro territorio. Así lo propuso el
Ayuntamiento de la ciudad al CEM, que aceptó y aprobó gustoso la idea en
la sesión plenaria de 14 de diciembre de 2019. Fue así como surgió esta nueva
Historia de Ciudad Rodrigo y su Tierra; en este caso, una obra participativa,
llevada a cabo por una treintena de especialistas en los distintos periodos y
temáticas a tratar.
El trabajo que ahora iniciamos se compone de tres volúmenes. El que
ahora ve la luz integra el estudio del medio físico, la Prehistoria, la Romanización y la Alta Edad Media. El segundo tomo agrupará tanto la Plena y
Baja Edad Media, como la Edad Moderna. Por último el tercer volumen
abordará la Edad Contemporánea, la Cultura y el Patrimonio.
No nos resta sino agradecer a los autores de los textos su desinteresada
colaboración, agradecimiento que extendemos a los que nos han cedido
material gráfico para esta edición, cuya relación se incluye en el apartado de
créditos. Muchas gracias al Servicio de Arqueología de la Junta de Castilla y
León, por permitirnos la consulta de la Carta Arqueológica de la provincia
de Salamanca, así como al Museo Arqueológico Nacional de Madrid, al
Museo de Salamanca y al Museo de Cáceres, por acceder a la consulta de
sus fondos. Nuestra gratitud también a las entidades patrocinadoras de esta
edición: al Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, a la Diputación provincial de
Salamanca y a ENUSA.
Benavente, 29 de junio de 2022