Salvadora Valcarce Martínez fue una mujer que vivió por y para la enseñanza. Después de su paso por el Instituto y la Escuela Normal de León obtuvo el título de maestra en 1930. Tras la proclamación de la II República, la joven docente tuvo que realizar cursos de adaptación a la nueva enseñanza moderna e igualitaria. Todos los superó con éxito, por lo que pudo ejercer su profesión de forma interina en Cabeza de Campo desde 1933 hasta 1934, año en que obtuvo la plaza en propiedad de la Escuela Unitaria de Niñas de Cimanes del Tejar. Allí pudo desplegar todas sus destrezas como maestra en línea con los nuevos principios pedagógicos, pero la guerra civil frenó la línea educativa que había emprendido y tuvo que reformarla en consonancia con el modelo de género nacionalcatólico que buscaba mujeres dedicadas a las tareas de esposa y madre. Su carácter resiliente le permitió continuar con su labor didáctica y hacerlo a un nivel elevado, según le fue reconocido por las autoridades académicas con votos de gracia y diversos premios prestigiosos. Tras 47 años como maestra se jubiló y fue homenajeada con numerosos reconocimientos oficiales y con el cariño perpetuo de tres generaciones de alumnas de Cimanes.